Texto original de Curt Doolittle

Traducido al castellano por Alberto R. Zambrano U. Post original disponible enhttp://www.propertarianism.com/en_US/2016/04/24/the-answer/

(religión)

Sólo porque tus ancestros valoraron en su momento una mentira o falsedad que les pareció reconfortante no es razón suficiente para perpetuar dicha mentira o falsedad. Nosotros estamos cómodos con suprimir las mentiras con ciencias físicas donde no las habían en un pasado.

Nosotros estamos actualmente incómodos con suprimir las mentiras que yacen en las ciencias sociales: ética, política, economía, religión y la guerra, pero no estaremos tan incómodos en el futuro.

Yo estoy casi seguro que las ganancias que se habrán de producir al acabar con las mentiras que yacen en las ciencias sociales serán tan grandes como acabar con las mentiras que yacen en las ciencias físicas.

Pero yo sospecho que se necesita de un esfuerzo aun mayor para preservar las mentiras que yacen en las ciencias sociales que aquellas mentiras que yacen en las ciencias físicas.

¿Por que? Porque la iglesia sólo tenía el púlpito, el cual fue derrotado eventualmente por la prensa. Pero las Academias tienen a los medios, y nosotros no estamos todavía seguros de que la internet sea capaz de derrotar las mentiras de la academia como el libro impreso lo fue en derrotar las mentiras de la iglesia.

Ambos (iglesia y academia) han tenido los mismos incentivos: Perpetuar sus ingresos por medio de la venta del perdón o indulgencias, de la misma forma que la academia vende la promesa de prosperidad y diplomas.

Los incentivos monetarios de la iglesia y las academias son los mismos.

La base de clientes de la academia y la iglesia son los mismos.

La iglesia vendió misticismo durante milenios.

La academia ha vendido pseudociencia durante más de un siglo.

La forma en la que acabamos con las mentiras de la academia es quitarle el financiamiento como lo hicimos con la iglesia. La forma en la que les quitamos el financiamiento es por medio del mismo procedimiento  y la misma revolución que fue necesaria para desbancar a la iglesia.

Pero si nosotros meramente cambiamos a la academia para que sea algo nuevo, de la misma forma que cambiamos la iglesia a la academia, nosotros solo habremos creado un nuevo problema en vez de resolver el existente.

La solución es reformar la iglesia y la academia de modo tal que sean capaces de vender verdades y no mentiras. Las verdades en las ciencias físicas, las verdades en las ciencias sociales, las verdades en lo que es conocido como las “ciencias espirituales”: atención plena.

Hay muchas formas de producir atención plena: desde la filosofía estoica, pasando por los deportes, el yoga, la meditación, la piedad y lo sagrado de los bienes y lo ritual, hasta la creación de las artes.

La mente humana requiere de atención plena sin la retroalimentación constante de sus pares tribales consanguíneos. Mientras más grande sea la división del conocimiento y el trabajo, más importante será la atención plena para alcanzar la felicidad de la mente humana.

De modo tal que es posible construir una iglesia, academia y bienes que produzcan verdades en lo físico, verdades en lo social y verdades en la mente.

No necesitamos de mentiras. No hay excusa para mentir. Las mentiras sólo existen para generar ganancias a partir de la pérdida de otros.

Nosotros podemos vender verdades en vez de vender fraudes.

Nosotros podemos re-fabricar a la Civilización Occidental.

Porque estas verdades son las que están en el camino original de la Civilización Occidental antes de que las grande mentiras fueran desatadas sobre nosotros por los grandes mentirosos de la historia.

Ciencia: Verdad en lo físico.

Naturaleza: Verdad en lo común.

Ley: Verdad en el mercado

Estoicismo: Verdad en la mente.

Nosotros somos el pueblo que inventó la verdad.

La verdad es nuestra religión.

Nosotros podemos regresar a la verdad.

Pongamos fin a las mentiras.

Re-fabriquemos al hombre a la imagen y semejanza de los dioses: verdad.

Curt Doolittle

La filosofía de la aristocracia.

El Instituto Propietarista

Kiev, Ucrania.