Domesticamos a los hombres con comportamiento primitivo y animal para convivir y sacar provecho

Los animales no tienen agencia, sólo obedecen a impulsos. Son incapaces de hacer contratos, sólo aprovechar las cosas que les son convenientes.

Los animales no pueden resolver disputas y conflictos de manera honrada, sólo son capaces de inventarse excusas para su comportamiento.

Los hombres actuamos con base a incentivos, si los incentivos que tenemos en nuestro entorno son capaces de reforzar conductas honorables, habremos de producir mejores hombres. Caso contrario, si los incentivos que nuestro entorno nos proporciona son negativos, los hombres sacarán lo peor de su naturaleza.

Es por ello que los hombres que se comportan como bestias pueden ser castigados o sobornados para ser entrenados y domesticados. Si dicho entrenamiento fracasa, pueden ser abandonados a la intemperie, esclavizados, encarcelados, condenados al ostracismo reproductivo para que su piscina genética y estirpe se diluya y eventualmente desaparezca con unas cuantas generaciones, o incluso pueden ser asesinados.

Si entrenamos a los hombres que proceden como bestias con propiedad en su totalidad, les enseñamos modales, ética, moralidad y ley, habremos creado incentivos para que los hombres produzcan lo mejor de si.

Nosotros, los hombres civilizados trabajamos con nuestros semejantes: Nuestros padres, maestros, comisarios, policías, jueces, jurados, soldados, generales, constructores y reyes.

El animal puede ser entrenado para ser una bestia, un esclavo, un siervo, un dependiente, un hombre liberto, un civil, un soldado, un aristócrata: Un ser humano.

Entrenar a los hombres requiere sensibilidad, conciencia, razón, conocimiento y agencia.

Pero cada grado de entrenamiento exige más del animal, y muchos no pueden completar ese tipo de entrenamiento y trascender de su estado bestial al humano.

Y tal es el mundo que sólo hay pocos hombres y muchos animales, muchos humanos que se comportan como bestias en mayor o menor grado.

Afortunadamente, muchos pueden ser domesticados. Y una vez que son domesticados, de la misma manera que domesticamos al caballo, la vaca y las ovejas, al hombre podemos ponerlo a trabajar para hacer cosas buenas, para sacarle provecho, para tener ganancias.

La domesticación de los hombres es la ocupación más rentable de todas, excepto por una:

El éxito de criar y entrenar a los humanos.

Porque mientras un caballo, una oveja y un perro son bienes transitables, producir un hombre honrado es una industria altamente rentable.

La educación fue diseñada para administrar a otros hombres, para poder gobernar territorios, parar poder crear ejércitos, producir bienes y servicios y poder tener una familia sana de manera exitosa.

NO hay razón alguna para que no podamos retornar a nuestra profesión tradicional como hombres: GOBERNAR. Y no hay razón de que no podamos volver a enseñarle a los hombres a gobernar.

¿que debemos enseñar?

  1. Aptitud (fitness), cacería, deportes, juegos, guerra. – Para sobrevivir
  2. Economía, ética, Ley Natural, Contratos, Instituciones, Estrategias Grupales. – Por cuestiones de necesidad
  3. Leer, aritmética, contabilidad, matemática, programación, ingeniería, medicina, física. – Cuestiones básicas
  4. Estetica, Arte, Mitología, Literatura. – Complementarias.

Podemos desechar la psicología, sociología, religión y estudios políticos.

La restauración es sencilla.

Regresar a nuestra mayor y más grande industria y producto es fácil: GOBERNAR.

Y si se fracasa, cazar a las bestias humanas que quedan, es la mayor de las recompensas.

Esta es la Filosofía de la Aristocracia que enseñamos en el Instituto Propietarista.