Los hombres creamos la violencia para crear la soberanía por medios de facto. Otros hombres compraron el discurso de la “libertad” como forma de obtener permisos para ponerla a “un buen uso” en la organización de mercados.
Otros hombres obtuvieron la libertad de otros hombres al llevar a cabo guerras, al ejecutar acciones policiales, y al producir bienes y servicios que compiten en los mercados.
Afortunadamente para todos los que aspiramos avanzar en nuestros intereses familiares, no hay límites en la demanda de hombres capaces de ejercer su soberanía. Solo que hay pocos hombres capaces de hacerlo. Porque hay pocos hombres capaces de hacer agencia para ello.